viernes, 12 de febrero de 2010

lectura y escritua

niño es un ser social: desde que nace se relaciona con el medio que lo rodea, utilizando diferentes formas de expresión, tales como el llanto, el balbuceo, la risa, los gestos, las palabras; formas que lo llevan a comunicarse inicialmente con ese ser más cercano: la madre; a su vez, ella con sus arrullos, nanas, caricias, cantos, juegos, va creando un vínculo especial de comunicación que les permite entenderse y fortalecer los lazos afectivos.Lo anterior nos lleva a afirmar que el niño aprende porque establece relaciones y encuentra elementos de comprensión y vínculos afectivos con el mundo que lo rodea. Por lo tanto, no hay que desconocer que esta forma natural de aprendizaje tiene un valor muy importante para el niño, puesto que lo ha llevado a relacionarse con el mundo y a satisfacer sus necesidades de una manera placentera, agradable, lúdica y llena de afecto.Como vemos, el proceso inicia desde que el niño nace, pero al llegar al colegio cambian las reglas de juego y, por lo general, el niño debe enfrentarse a situaciones y/o actividades que en su mayoría son ejercicios mecánicos, extensas planas o lecturas impuestas.La interacción directa con pequeños en edad preescolar nos ha demostrado que los aprendizajes no pueden ser ajenos ni aislados de la realidad del niño. Por el contrario, deben satisfacer necesidades, intereses e inquietudes para que tengan un verdadero sentido y significado para él.La experiencia como docentes de preescolar nos llevó a reflexionar sobre el proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura en los niños. Esta reflexión nos llenó de razones para elaborar una propuesta diferente.Nuestra propuesta pretende continuar el proceso de igual forma; por eso partimos de "escuchar" a los niños, conocer sus intereses, necesidades, sentimientos e inquietudes; basados en esto, iniciamos despertando la conciencia del lenguaje a través de ejercicios que les permitan relacionar, hacer asociaciones o establecer semejanzas y diferencias. Los aprendizajes están inmersos en la cotidianidad de los niños, esto es lo que hace que tengan sentido y significado para ellos.El punto de partida son los nombres de los niños, por la importancia que tienen para cada uno; a través de su nombre, el niño se identifica, se diferencia y es reconocido. Se pretende que el niño se familiarice con su nombre y el de sus compañeros, encuentre semejanzas, diferencias y comience a identificar los sonidos de las letras del alfabeto. Así se fortalece la conciencia fonológica.Para crear conciencia trabajamos las rutinas diarias, en las que se involucran carteles con la fecha, los nombres de los niños, canciones, poemas, rimas y otros géneros literarios. Dichos carteles ayudan a los niños a visualizar las palabras dentro de un contexto y a crear diferentes juegos con ellas, tales como encontrar palabras largas, cortas, con sonidos iguales, que rimen, etc.Se manejan todos los géneros literarios, dándole un valor importante al cuento dentro de este proceso, y por eso incluimos la lectura diaria. Al leer en voz alta, se desarrollan la capacidad de atención y el vocabulario; se ayuda a que el niño exprese sus emociones, temores, esperanzas, descubrimientos, pensamientos y secretos. Al compartir estos sentimientos se establece un lazo afectivo entre el maestro y los niños, que favorece el proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura.Los cuentos también ayudan a orientar conductas y afianzar valores. Para narrarlos se utilizan diferentes estrategias, de manera que los niños participen activamente, creando y haciendo aportes.Los niños saben leer y escribir cuando llegan al colegio, pero lo hacen a su manera; de allí se parte para hacer explicita su intención. Durante todo el proceso estamos leyendo y escribiendo de nosotros mismos y de nuestro medio, por ello al ir manejando las letras no lo hacemos en forma segmentada sino que se generan situaciones significativas que llevan a ir enfatizando cada una de ellas.Es importante respetar las diferentes etapas de escritura en que está cada niño. Ellos crean sus propias hipótesis y así van encontrando significado a lo que escriben, comienzan utilizando seudo letras y, poco a poco, las van relacionando con el código alfabético, descubriendo razones válidas de uso.Los niños no elaboran planas. A través de cuentos realizamos ejercicios que ayudan a desarrollar la habilidad motriz y a prepararlos para que adquieran dominio de sus movimientos finos, de manera que puedan luego escribir con destreza. Esta forma de trabajo les gusta y los motiva.Es importante resaltar que la motivación juega un papel decisivo en este proceso. Las tareas tienen un sentido diferente, sirven para aprender a ser responsables, para compartir con la familia, la profesora y los compañeros; de esa manera, todos se enriquecen.El aprendizaje de la lectura y la escritura es un proceso dinámico donde la creatividad es muy importante. Se realizan ejercicios que estimulan el desarrollo del pensamiento divergente, para que los niños busquen diferentes alternativas ante una situación dada. Al estimular dicho pensamiento, les damos la oportunidad de crecer siendo seres autónomos, seguros de sí mismos, capaces de tomar decisiones y, de esa forma, los educamos para la vida y no sólo para el momento.

1 comentario:

  1. Los niños y las niñas necesitan entender, desde las primeras etapas del aprendizaje de la escritura, que la mayoría de sus escritos serán leídos por otros y que, por consiguiente, estos requieren ser legibles, precisos y bien presentados. Por este motivo EDUTEKA entrevistó al profesor Daniel Yamasaki quien viene implementando los "Talleres de Escritores" con alumnos de cuarto primaria en el Colegio Granadino de Manizales, Colombia. Estos talleres enfocan la escritura como un proceso en el cual se obtienen mejores resultados al seguir una serie de pasos con el fin de entender un tema con claridad, organizar el pensamiento y mejorar así el texto final. El profesor Yamasaki nació en Toronto, Canadá y es Licenciado en Educación de la Universidad de Queen, en Kingston, Canadá.

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